El vino es una bebida que ha acompañado a las personas en diferentes circunstancias de la vida. Se ha vuelto el compañero fiel en las noches a solas y de mucha tranquilidad, el infaltable en las conversaciones con grandes amigos y el cómplice en las cenas especiales con la pareja. Por ser un trago tan apetecido en diferentes momentos de la vida es importante conocer cómo degustar el vino y su maridaje.
Como tal, el vino es un licor que por sus grandes propiedades despierta los sentidos de las personas. De allí viene el fundamento o el placer de la degustación. En sí, es un arte que tiene como fin evaluar la calidad de la bebida, comprender sus matices y reconocer las características únicas que lo componen.
Con todo esto, se vale preguntar, ¿cómo degustar el vino?
Algunas copas para degustar el vino
¿Cómo degustar el vino?
Como se mencionó anteriormente, la degustación del vino consiste en apreciar y evaluar todas sus características. A través de este arte se reconocen los diferentes tipos de vino y las variedades de uva.
Sin embargo, algo que está muy enlazado con este mundo es el viaje por los sentidos En sí, es una exploración profunda que va desde la vista, pasa por el olfato, llega al gusto, se introduce en el tacto y termina en el oído.
Ahora bien, y cómo degustar el vino: aquí van algunas recomendaciones para hacer la experiencia única y profesional.
- Vista. Normalmente todo entra primero por los ojos, y así sucede con la degustación del vino. Es el primer sentido que se activa. En esta etapa lo que se hace es observar la bebida, examinarla a través de la transparencia de la copa. Se enfoca en analizar viscosidad, claridad y color.
Un consejo para la adecuada observación es inclinar la copa en un fondo blanco, esto con el fin de percibir mejor sus características.
- Olfato. El siguiente sentido que se activa es el olfato. En esta oportunidad el propósito es explorar los aromas que expone el trago, entre ellos olores a flores, especias y frutas.
Degustar el vino en esta etapa es muy importante; pues acá se aprecian los tres tipos de aromas: primarios (frutales), secundarios (relacionado con la fermentación y la alcoholización) y terciarios (envejecimiento). Todo esto influye en la variedad de la uva, la crianza, el tiempo en botella, el proceso de fermentación y la madera usada.
Para esta fase es esencial hacer movimientos circulares, acercar la nariz a la copa, inhalar profundamente y ahí identificar los olores que se desprenden.
- Gusto. Luego se activan las pupilas gustativas. Es hora de probar el vino, para esta fase es importante entender los sabores que regala la bebida. Se identifican los cuatro básicos (dulce, ácido, salado y amargo), con mayor o menor intensidad; todo depende de las características del trago.
La mejor forma de degustar el vino desde el gusto es tomando un sorbo, dejarlo en la boca por unos segundos y reconocer lo que ofrece la bebida. Un consejo muy interesante para este proceso y el anterior es hacerlo con los ojos cerrados, de esta forma permitirá identificar mejor sus características.
- Tacto. Sí, el tacto también se activa con el vino; y no es únicamente sentir la temperatura de la bebida con las manos. La lengua tiene mucho que ver en esta fase. Acá se logra identificar la fluidez, suavidad, la sensación picante y las diferentes temperaturas de él.
Es importante mantener el vino en la boca por unos segundos para despertar este sentido.
- Oído. Aunque no es un sentido que esté muy ligado con el trago. Sí es fundamental resaltar que de todas maneras hace parte de la experiencia del consumidor con la bebida. Se logra identificar desde el momento en que abrimos la botella hasta el golpe de las copas con el brindis. Esta etapa genera las sensaciones de alerta a la hora de destapar la botella y unión, felicidad y celebración con el salud.
En definitiva, los tres sentidos más importantes en la cata y la degustación del vino son la vista, el olfato y el oído; sin embargo, y como se logró ver anteriormente, los otros sentidos también cumplen su función. Este arte es muy subjetivo, todo depende de las preferencias individuales. Lo importante es experimentar y descubrir lo que un trago puede hacer en el cuerpo.
Por otro lado, se vale preguntar, ¿qué otras experiencias puede regalar el vino a las personas? Pues bien, otro aspecto que hay que conocer y explorar es el maridaje; a través de este arte se logran equilibrar los sabores, y al mismo tiempo, resaltar las propiedades de cada vino.
¿Cómo maridar el vino?
Ya que se conoce cómo degustar el vino; es importante regalarle al paladar sensaciones más complejas y deliciosas para que la experiencia sea inolvidable.
En esta oportunidad, el tema del maridaje es interesante; tiene como fin potencializar los matices del vino por medio de la combinación de él, junto con otros alimentos.
Para lograr un buen maridaje hay que tener en cuenta los tipos de vinos y conocer sus propiedades para que de esta forma se puedan realzar las características tanto de las bebidas como de las comidas.
Es cierto que no hay reglas exactas o estrictas en este arte. Lo que se pretende con estas combinaciones es que las personas experimenten y descubran por sí solas los match que más les guste.
A pesar de lo anterior, sí existen factores que se pueden tener en cuenta cuando se está iniciando en este mundo.
Aquí van 3 consejos:
- Experiencias personales. Cada persona tiene percepciones y gustos diferentes. Acá lo importante es probar, explorar y descubrir mezclas que se adapten a cada paladar. En sí, que las combinaciones se disfruten al 100.
- Intensidad de sabores. El enfoque es el equilibrio entre bebidas y alimentos. Es ideal evitar que uno resalte más que otro, lo importante es lograr que ambos se destaquen. Esa es la clave del maridaje perfecto.
- Complemento de sabores. Este aspecto va muy ligado al anterior. Más que buscar un dominante es encontrar una dupla maravillosa para una excelente experiencia.
En definitiva, son claves que se deben tener en cuenta para saber cómo combinar el vino y la comida y no embarrarla a la hora de maridar.
Algunas recomendaciones de maridajes que se deben conocer:
- Los vinos tintos suelen disfrutarse con quesos madurados, carnes rojas, embutidos, cordero y salsa de tomate.
- Los vinos blancos van muy bien con mariscos, pastas, pescados, ensaladas frescas y quesos ligeros.
- Los vinos espumosos se potencian con platos como el sushi, aperitivos, postres dulces, y mariscos.
- Los vinos rosados, son como los blancos, se mezclan muy bien con comida mediterránea, ensaladas, sushi y mariscos.
En conclusión, el vino es un mundo que sí o sí debe ser explorado. Es una bebida que tiene muchas características que la hacen única y que cuando se descubren se vuelve apasionante.
Ahora el reto es conocer, indagar, descubrir y disfrutar los sabores y aromas que el vino le regala a cualquier persona que decide sumergirse en su universo.
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